BIOGRAFÍA

  

Nace en Zaragoza en 1932, aunque su infancia transcurre en San Sebastián. Allí se encuentra con el mar, tan presente a lo largo de su obra.

 

A partir de 1940, residirá en Madrid, donde iniciará sus estudios: en Artes y Oficios, donde obtiene Premio Extraordinario en Dibujo Artístico; en el Museo de Reproducciones Artísticas del Casón y en el Círculo de Bellas Artes.

 

En 1948 empieza sus estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, donde obtiene Matrícula de Honor en Pintura, Dibujo y Modelado, así como el Premio Extraordinario de Colorido y el Premio de Dibujo del Natural "Carmen del Río”, por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Será la figura humana el principal protagonista en sus composiciones.

Comparte estudio con el pintor Eduardo Chicharro (hijo), en el que realiza una serie de retratos y el cuadro de los “Arlequines”, obra de gran formato y empeño compositivo, con el cual obtiene la segunda medalla, en el XXV Salón de Otoño de 1952 de Madrid.

Cuadro emblemático "Los Arlequines" detrás de modelo. (1952)
Cuadro emblemático "Los Arlequines" detrás de modelo. (1952)

En 1953 recibe la Medalla de Bronce en la Exposición Nacional de Educación y Descanso y el Primer Premio de la Exposición Nacional de Arte del Frente de Juventudes, en la sala Goya del Círculo de Bellas Artes. Se le otorga también Accesit en la Exposición Nacional de Primavera de la Sala Turner de Madrid.

 

Ese mismo año realiza una exposición colectiva de seis artistas en el Salón de Educación y Descanso de Madrid, junto a Lucio Muñoz, Julio López, Olaf Holm, Francisco López y Mónica Chalbaud. El crítico de arte José Prados López en su emisión en Radio España del 25 de abril de 1953 señalaría sobre dicha exposición, tras la mención a los otros artistas: "(...) Y por fin, la espléndida obra pictórica de Camilo Porta, pintor de nuestra preferencia en esta hora de la juventud despistada, que da con ella lecciones de cordura, de inteligencia y de emoción, atento a la hora actual, con un modernismo cimentado en verdades eternas, y en el que vemos un camino ancho para su prestigio, que merece sobradamente. Camilo Porta es uno de nuestros jóvenes pintores mejor preparado para representar la modernidad que nosotros aplaudimos entusiasmados"

 

En 1955 recibe Accesit en la Sexta Exposición de Pintores de África, en Madrid.  Realiza ese mismo año su primera exposición individual, en Tánger.

 

En 1958 alquila un estudio en la Puerta del Sol, del que saldrán obras de murales y mosaicos artísticos para diversos centros públicos, como el encargado para la Universidad Laboral de Zamora. A partir de ahí se sucede gran actividad muralista, que tienen su expresión, entre otras, en Bilbao, iglesia en el barrio de Deusto y en el seminario de los P.P. Asuncionistas en Elorrio.

 

En 1963 colabora en la realización de murales para la película “La caída del Imperio Romano”, producida por Samuel Broston.

 

Alquila estudio en la calle Marqués de Urquijo, donde alternará la actividad muralista con la pintura de caballete.

 

Muy representativa será la exposición de la sala Macarrón en 1969 donde encamina su obra hacia un concepto cada vez más rotundo, de gran fuerza plástica. Así lo manifiesta el crítico y poeta José Hierro, para el que “aunque aún sea, para mí, un artista que busca, lo que ha hallado es suficiente para atreverse a afirmar que es un pintor de cuerpo entero”.

 

 

El mar (“inmarcesible ocasión de su juventud” -Campoy-) sigue presente en su obra. Si bien al principio el pintor sorprende con puertos y barcos en ensoñaciones  nocturnas, el mar queda después como fondo para ensalzar el patetismo de sus figuras. Etapa que culmina en 1976 con la exposición en Fondo de Arte “Camilo Porta y el Mar” (“Al centrar la temática de su soberbia exposición en la mar ha encontrado el punto álgido de su expresionismo” – Antonio Cobos-).

Sus numerosas exposiciones se irán sucediendo alternándose con su labor docente en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid. Entre ellas y junto las ya mencionadas, caben destacar las antológicas del Torreón de Lozoya, (Segovia, 1983), y  Diputación de Jaén (1999).

 

Mención especial merecen sus retratos, presentes a lo largo de toda su trayectoria. Varios alcaldes están representados en la Pinacoteca del Ayuntamiento de Madrid, así como fundadores, académicos, etc.

De producción reciente, cabe destacar su óleo dedicado a la figura de San Josemaría Escribá (2011), que se puede contemplar en la Catedral de Valladolid, así como su creación de “obra levantina”, cuadros inspirados bajo la luz del Mediterráneo.

 

Artista independiente, poco amigo de corrientes pasajeras y comerciales, según el crítico Fernando Yraola, “Porta, después de cuarenta años, sigue buscando un concepto de arte intemporal que sobreviva por encima de las modas; quizá por eso, su obra tiene un carácter monumental, capaz de absorber cualquier espacio por grande que sea”.